Por propia experiencia sé que hay un momento en el que no somos conscientes del ritmo de vida que llevamos hasta que enfermamos o tenemos un pequeño accidente que nos obliga a parar.
Puede que el truco esté en poner conciencia en cómo nos sentimos en nuestro día a día, si de verdad disfrutamos de lo que hacemos, de lo que comemos, de la compañía de las personas que nos rodean…
El masaje a veces puede hacer de “accidente placentero” ya que despierta mecanismos internos de toma de conciencia. Podemos estar viviendo en el camino que no nos saca una sonrisa todas las mañanas de buenos días, en el camino en el que desatendemos nuestra salud y bienestar. El trabajo con el masaje nos ayuda a conectar con esas necesidades que tenemos y que quizá no estén del todo cubiertas.
El masaje permite que el cuerpo quieto y en descanso, dé a cada persona la posibilidad de observase a sí misma por dentro y ver cómo está viviendo su estado actual. Este “parar” nos ayuda a generar de nuevo un vínculo con las leyes de la naturaleza y recuperar nuestro ritmo natural de vida. El masaje sensitivo, a diferencia de otros tipos de masaje, se basa en la importancia del tacto, en la cualidad de sentir y en la importancia de la unión cuerpo-mente.
Esta técnica permite a la persona receptora disfrutar de un estado de entrega total, dejando a un lado el estado de vigilancia y control en el que nos solemos mover. Posibilita profundos estados de fusión con el ser interno, de esta forma se disuelve la tensión y se reemplaza por un sentimiento de recogimiento, protección y libertad.
Ya se sabe del efecto terapéutico de una caricia o de un abrazo, y mucho más de este tipo de masaje pues en su efecto más profundo incentiva la autoaceptación, el amor a uno mismo, el cariño, la sensación cálida de ser atendido por otro…El masaje sensitivo es una invitación a dejar atrás la personalidad, el carácter, la mente para abandonarse a las manos amorosas y respetuosas de otro ser.
La característica principal de este tipo de masaje es la lentitud, casi todos los movimientos son suaves, largos, envolventes, fricciones muy tenues, presiones suaves…y acompañados por una respiración consciente que permite descomprimir canales energéticos obstruidos o músculos contraídos.
Sus objetivos principales:
Intensificar el tacto y el contacto axistencial, proporcionando la sensación de integración de cuerpo y mente. Aporta seguridad y aceptación, favoreciendo la liberación de tensiones físicas, mentales y emocionales. Aumenta la sensibilidad y purifica la respiración. Desplaza los desechos metabólicos hacia la sangre y la linfa.
